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- El autor -

miércoles, 16 de diciembre de 2015

RECOGIENDO TEMPESTADES

"Qui sembra la misèria, recull la ràbia."
- Consigna anónima -



Lo del puñetazo a Rajoy en Pontevedra es sólo el síntoma de una rabia que pueden haber apaciguado las nuevas fuerzas de recambio con la hipnosis del electoralismo de estos últimos años, que pueden cubrir con propaganda electoral para fingir que no está ahí, pero que la realidad demuestra justo lo contrario.

Ahora le ha tocado el turno al encargado de gestionar nuestra miseria durante estos cuatro años. George Bush tuvo más reflejos cuando aquel periodista iraquí le lanzó un zapato en 2008. La destrucción de un país y millones de muertos a sus espaldas lo avalaban. Un año después, le saltaban los dientes en un mitin al mafioso Silvio Berlusconi con una reproducción en miniatura de la catedral de Milán.

Isabel Carrasco recibió algo más que un golpe en 2014, el mismo año que un hombre estrellaba un coche con dos bombonas de butano contra la sede del PP en Madrid.

Esta vez se trata de la acción de un menor de edad, al cual, por cierto, le va a caer una buena por lo que ha hecho. Será acusado de "atentado", sin ir más lejos. Probablemente le acabe de arruinar la vida a sus padres.

Yo pienso que es necesaria la organización y la lucha constantes en los centros de trabajo, en los centros de estudios y en los barrios, más que los mártires anónimos en momentos puntuales, pues con la opinión en manos de la clase dominante, y aunque el sentimiento sea justo el contrario, lo “normalizado” es que el oprimido exprese su empatía por el opresor.

Pero ahora quieren que hablemos del uso de la violencia, y de cómo es absolutamente intolerable que se le aplique a este señor, por muy mal que haya hecho las cosas. Además, los mecanismos de represión y las detenciones por comentarios en las redes sociales, hacen imposible expresar con claridad otra opinión que no sea la de la compasión por el magullado pómulo del señor Presidente, sin que mañana haya una patrulla de la Policía nacional esperando a quien la escriba en la puerta de casa. El único discurso válido en esta democracia será el de condenar la agresión, como han hecho Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Pedro Sánchez, que ha apelado a la "solidaridad". Llueven las palabras bonitas que alegan que, en democracia, la violencia es intolerable, pero violencia también es perder el empleo, la casa o un ojo en una manifestación.

Lo cierto es que los gestores del capitalismo llevan demasiado tiempo sembrando vientos. Por tanto:

Condeno de manera firme y rotunda todas y cada una de las agresiones que la clase trabajadora viene sufriendo de forma progresiva por parte de los diferentes gobiernos del capital, incluido el de Mariano Rajoy.

- Kevin Laden -