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- El autor -

martes, 24 de diciembre de 2013

SOBRE “INTOCABLE” Y LA RECONCILIACIÓN ENTRE CLASES

“Esta película es un canto a la vida”
- Spot de DKV Seguros -



Pincha aquí para ver la ficha de la película.

“No todo es blanco o negro”, suele ser esa una de las frases favoritas de ésta posmodernidad apaciguadora que casi siempre suele disponer de un bonito argumento para justificar cualquier atrocidad cometida por un sistema al que jamás osarán cuestionar. Y es que hasta en esta película que para nosotros, los marxistas recalcitrantes, tan bien plasma la tangible realidad de la lucha de clases (al menos en la premisa de su argumento), para el liberal “bienpensante” de pañuelo palestino comprado en Bershka no deja de ser una obra llena de coloridos matices. Claro que, para ellos precisamente está hecha esta película, pero sus protagonistas no dejan de ser, por un lado, un ex convicto acunado en la miseria y más negro que el carbón de las minas de Cerredo, y por el otro, un redomado aristócrata podrido de dinero y, a falta de un mejor símil, más blanquito que un yate de lujo recién lavado.

Con una realización de lo más decente y una fotografía impecable, se nos envuelve una historia cargada de doble moral e impregnada de un insoportable hedor a servidumbre y a racismo de clase que para muchos resulta casi imperceptible gracias al buen gusto de sus realizadores. Un relato plagado de tópicos en el cual, para gozo y disfrute de todo el que a día de hoy todavía siga viviendo en una confortable burbuja, se contraponen la chupa de cuero y el traje de etiqueta, el peta de marihuana y la cubertería de plata, el piso cochambroso y la galería de arte, o el hip hop inglés y el Preludio a la Suite para violonchelo nº 1 de Bach. Así se nos vende, como “una película de contrastes” y a modo de placebo para paliar los efectos devastadores de la crisis, esta tomadura de pelo para las clases populares, basada en una historia real, pero tan irreal como un cuento Disney y tan carente de valores que resulta sobrecogedor que tanta gente la haya alabado precisamente por su mensaje.

Estrenada en Francia en noviembre de 2011, un mes después de la designación de François Hollande como candidato a las elecciones presidenciales, esta película cayó prácticamente del cielo para perpetuar los dudosos valores de una izquierda cómplice con el sistema actual, pero que entonces pretendía erigirse como la salvación definitiva del pueblo francés. Se trata de la historia real de un inmigrante argelino (vaya, mejor lo cambiamos por un negro, que están mejor vistos que los árabes y nos recuerdan menos al dominio colonial francés) que casi por casualidad es contratado como personal de servicio por un multimillonario postrado de por vida en una silla de ruedas. La historia se vende sola y el melodrama está servido. Inmediatamente, ambos comienzan a forjar una entrañable y conmovedora amistad en la que el rico le ríe las gracias al pobre mientras éste último le limpia la mierda y le cambia los pañales. Por supuesto, el pobre le enseña al rico que el dinero no lo es todo en esta vida, mientras que el rico se da el capricho de comprarse cuadros por valor de 41.500 euros.

Como en toda historia que pretenda reconciliar al empleado y al amo, al explotado y al explotador, el acaudalado le ofrece una oportunidad al proletario desvalido para salir del atolladero, aunque sea este último quien le está poniendo literalmente la comida en la boca al primero. Inmediatamente tenemos a la crítica puesta en pie, aplaudiendo y moqueando ante tamaño ejercicio de hipocresía. “Magnífica, hilarante y humanista”, “una película que reconcilia lo irreconciliable”, alaban de este modo lo que se trata de la película más exitosa desde Bienvenidos al Norte, comedia de Dany Boon estrenada en 2008 (otra comedia en la que el jefe es tu amigo). Pero “Intocable” no reconcilia ni a razas ni a clases, “Intocable” más bien expone una realidad salvaje y la transforma en una jovial pachanga entre rivales. Formula los valores de un sistema económico despiadado y se burla descaradamente de sus consecuencias.




El film pretende hacernos sentir empatía por un multimillonario cuya afición a los deportes de riesgo lo dejó tetrapléjico para el resto de su vida. Por contra, nos muestra a un joven de los suburbios que tan solo pretende cobrar el subsidio de desempleo, caracterizado como una especie de Príncipe de Bel Air porrero que escucha rap y conduce a toda velocidad saltándose semáforos. Pero la realidad de ambos es bien distinta. El primero, a pesar de no tener movilidad de barbilla para abajo, cuenta con todo un equipo de ayudantes y asesores a los que paga por ser, en definitiva, sus sirvientes. Aunque no puede andar ni mover los brazos, se puede permitir el lujo incluso de tomar un avión privado para volver a practicar el deporte que lo dejó en el estado en que se encuentra, el parapente. 

¿Pero qué pasaría si invirtiéramos las tornas? ¿Y si fuera el muchacho de barrio obrero quien no pudiera valerse por sí mismo? Para empezar, no contaríamos con la moraleja infantil del cuento, “el dinero no da la felicidad”. Tampoco tendríamos una tragicomedia entre manos que fuera capaz de hacernos reír y emocionarnos al mismo tiempo. Tendríamos un verdadero drama con un joven minusválido de clase baja como protagonista y una familia sin apenas tiempo ni recursos luchando por sobrevivir, mientras se desvive por conseguir una ayuda a la dependencia. ¿Y dónde estaría el blanquito ricachón? Pues probablemente dando una fiesta en el enorme salón de invitados de su ostentosa mansión, sin saber siquiera de la existencia de su negrito. Y no, esas historias no venden tanto. 

Por suerte la historia es la que es, y gracias a ella ahora Francia cuenta con la película que estaban esperando los adeptos del macilento Partido Socialista francés. La cinta que ansiaba como agua de mayo la izquierda de la reforma del sistema de pensiones o de la invasión imperialista en Mali. Y también en el resto del mundo, quienes disfrutaron viendo a Morgan Freeman paseando a Miss Daisy y lo flipan con cualquier adaptación cinematográfica del Cuento de Navidad de Dickens, tienen aquí su nueva película favorita. 

- Kevin Laden -

miércoles, 4 de diciembre de 2013

EL DECADENTE ESPÍRITU DE LA NAVIDAD EN EL CAPITALISMO

“Aquí está la Navidad, pon tus sueños a jugar”
- Campaña de la Lotería de Navidad, 2013 -



Artículo publicado en la revista digital de los CJC, Tinta Roja

Con la llegada de los festejos navideños a la vuelta de la esquina, un año más se cierne sobre las cabezas de las clases populares y arrecia cada vez más fuerte el habitual e indiscriminado bombardeo de anuncios publicitarios que, si bien no cesan en ningún momento durante los 365 días que tiene el año, es en estas fechas cuando se intensifican de forma desmesurada las campañas comerciales de muchas de las empresas más poderosas, que buscan multiplicar al máximo posible sus beneficios llamando a la clase obrera al placer del consumo desorbitado y de un falso, sintético y fugaz bienestar que devuelve a quienes puedan permitírselo la ilusión de ese estado irrecuperable que el sistema ofrecía hace apenas cinco o seis años, cuando el sueño de una vida estable dentro del capitalismo todavía era para muchos una realidad alcanzable.

Al chaparrón de infinidad de ofertas, rebajas de precios y juegos de azar que no hacen sino alimentar falsas y alienantes esperanzas, se añade una de las características más significativas de la fraudulenta ideología de los gigantes del consumo, que consiste no solamente en hacer creer al usuario que puede permitirse vivir por unos días en el interior de una fiesta de Isabel Preysler, sino que de una forma mezquina se encarga también de generar necesidades que no son tales, mediante la propaganda constante e insistente que alienta a la compra de tal o cual producto que sencillamente “no puede faltar estas navidades en ningún hogar”. Ya sea mediante el ingente despilfarro de alimentos o de la compra de juguetes que hagan las delicias de los más pequeños y de sus ilusiones, y los vayan preparando para un futuro despiadado pero con muchos adornos de colores, el objetivo es crear una alegre aunque asfixiante atmósfera para que una vez al año, los trabajadores puedan sacar por unos momentos la cabeza a la superficie y exhalar un soplo de aire, aunque sea del aire viciado y corrupto del Espíritu de la navidad en el capitalismo, que huele a miseria y castañas asadas.

Pero el artificio de la Navidad nos lo podemos encontrar no solamente en las campañas publicitarias de las grandes firmas nacionales y multinacionales, también lo encontramos en unas cifras nada halagüeñas para la clase trabajadora. Según la empresa de trabajo temporal Adecco, durante estas fiestas navideñas se crearán unos 200.000 puestos de trabajo, lo cual que se nos plantea como algo positivo ya que se prevé que el empleo aumentará un 5% más que el año pasado. Esto no supone más que un considerable aumento del trabajo precario en forma de contratos eventuales o de obra y servicio, o lo que es lo mismo, personal que durante no más de dos o tres semanas se encargará de cubrir por el salario mínimo todo el trabajo extra que conlleva para las empresas la celebración del nacimiento del niño Jesús. Empresas que son expertas en la vulneración de los derechos de los trabajadores, que extorsionan a sus empleados, les prohíben sindicarse y persiguen a quienes ya lo están, como es el caso de Mercadona. Grandes superficies como las que recientemente firmaron un convenio que se saldó con una congelación salarial hasta 2016, y con la conversión de domingos y festivos en días plenamente laborables. Un convenio con el que el personal de este tipo de cadenas se encuentra trabajando más horas y cobrando un 20% menos en firmas como Carrefour, Alcampo o Ikea. Otras firmas decidieron descolgarse de este convenio aplicando además una reducción adicional de un 15% del salario de sus trabajadores y eliminado su seguro médico a pesar de cosechar notables beneficios, como es el caso de la Fnac. Explotadores natos como Inditex, Cortefiel o El Corte Inglés y otras muchas empresas de alimentación, de textil, de mensajería y distribución o de hostelería, - este último, uno de los sectores más precarios y con mayor presencia juvenil ocupando sus puestos, - incrementarán sus beneficios a costa del sudor de la clase trabajadora, y esto es algo que los comunistas no podemos pasar por alto.

El capital necesita completar a toda costa su ciclo de producción, y para ello se sirve entre otras muchas cosas, de la cultura del consumo para aumentar su tasa de ganancia. En este sentid, como ejemplo más significativo del decadente natural funcionamiento del capitalismo, tenemos estas fechas de origen religioso en las que cada vez de forma más indiscriminada, se nos acribilla con propaganda destinada a alienar y envilecernos, generándonos necesidades falsas o acrecentando las que ya tenemos, ya que centrando el consumo únicamente en las necesidades reales del conjunto de la clase obrera, no obtendrían suficiente cuota de ganancia. Para esto hay que engañarla y exprimirle hasta la última gota. Aunque eso sí, dándonos a entender con horripilantes anuncios y decrépitas tonadas que nuestra suerte puede cambiar comprando lotería. 

Pero las trabajadoras y los trabajadores no vamos a poner nuestros sueños a jugar por un futuro de cuento de hadas, sino que vamos a conquistar una realidad mediante la lucha y la organización, porque ya no creemos ni en Santa Claus, ni en los Reyes Magos ni en un futuro digno dentro del capitalismo.

- Kevin Laden -

lunes, 25 de noviembre de 2013

25-N: LA VIOLENCIA DE GÉNERO MÁS ALLÁ DE LOS GOLPES FÍSICOS


"La mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso."
- 
Erasmo de Rotterdam
-



Artículo publicado en la revista digital de los CJC, Tinta Roja

Que el capitalismo genera violencia no es algo que hayamos descubierto recientemente, aunque lo que sí hemos visto en estos últimos años es que éste la agudiza conforme se va sumergiendo en su propia crisis, mientras chapotea para no ahogarse y va dando desesperados aunque precisos coletazos en su intento por preservar su vida.

El estudiantado obrero y de extracción popular o los trabajadores que cada vez se aproximan más a la línea que separa la esclavitud del trabajo asalariado son sólo dos de las víctimas más perjudicadas por estos coletazos, pero hay otra que viene sufriendo no solamente la creciente agresividad de los golpes que propina el capitalismo agónico, también los de otro monstruo que, lejos de estar hundiéndose como lo hace su hermano pequeño, permanece en tierra firme y con los pies fuertemente enterrados en el suelo y aferrados a él. El patriarcado muestra su rostro desprovisto ya de máscaras que disimulen su expresión de horrible criatura, de inmunda bestia que a su paso tortura, esclaviza y asesina de manera inmisericorde y gozando de plena impunidad.

Desde los medios de comunicación se nos enseña únicamente una sola parte de este semblante, la parte meramente doméstica, que nos es mostrada tan solo cuando ya es más que evidente y resulta imposible de ocultar, cuando ya se ha derramado la sangre sobre el suelo o ha salpicado el rellano de la escalera y el caso ya no sirve más que como carnaza para los informativos del mediodía.

Ya son 44 las mujeres que han sido víctimas de la violencia de género en lo que va de este año que acaba, la parte más visible y dramática de una larga historia de dominación y supremacía, pero no la única. En el marco de crisis sistémica en el que nos encontramos envueltos, entre sentencias irrisorias contra los agresores y farisaicas campañas que nos muestran a la mujer como una criatura frágil e indefensa que lame sus heridas acurrucada en un rincón, podemos ver cómo los recursos destinados a ayudar a mujeres maltratadas como las casas de acogida o los centros municipales de asistencia ya están condenados a la desaparición, así como las ayudas a la maternidad, que con su aniquilación tan solo se pretende aumentar y preservar los viejos y estériles valores de dependencia hacia el sujeto masculino, en el caso de que éste decida hacerse responsable. A todas estas trabas se suma la de la privatización del aborto, que dificulta todavía más la libre elección en el ámbito reproductivo. Por consiguiente debemos entender que la mujer es débil por si sola tanto como lo es el hombre ante este sistema despótico, como lo es cualquier sujeto cuando no está organizado ni es consciente de su condición de explotado. Debemos entenderlo e interiorizarlo para hacer frente a unos cánones impuestos desde hace siglos, que nos muestran a la mujer como un ser vulnerable por naturaleza que poco ha de decidir sobre su futuro a parte de los nombres que les pondrá a sus hijos.

La creciente violencia contra las mujeres es un ejemplo flagrante de hacia dónde apuntan y en qué lugares pretenden herir los golpes que asesta el capitalismo de la mano de su más fiel aliado, el sistema patriarcal caduco y recalcitrante. La división sexual del trabajo destinada a negar a la mujer como productora y condenarla al ostracismo doméstico y por tanto a la dependencia del hombre, la doble explotación como obreras y como sexo débil o la desvalorización de la fuerza de trabajo femenina son los moratones que provoca el sistema a través no solamente de un marido, sino también del magistrado que alega que una denuncia es falsa y falla en favor del acusado, o del patrón explotador que somete a la cajera del supermercado o a la empleada del almacén de cítricos a base de contratos basura, impagos, extorsiones o despidos improcedentes.

Ante un panorama tan desolador, se hace urgente una respuesta organizada, por parte de hombres y mujeres, que golpee como un solo puño al patriarcado y al capitalismo que lo secunda. Porque la violencia brutal que sufren las mujeres en todos sus sentidos, deja más marcas de las que se pueden ver a simple vista.

-Kevin Laden -

sábado, 27 de julio de 2013

TODA LA CULPA LA TIENES TÚ

“Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido.”
- Malcolm X -



No basta con que él diga: la he jodido. Las portadas de todos los diarios reiteran en enormes mayúsculas: la ha jodido. Ahora ya no hay ninguna duda, y todo el mundo exclama al unísono: toda la culpa la tienes tú

Es absurdo, pues, atribuirle pecados a alguien que no sea quien llevaba en sus manos los mandos de una máquina y cientos de vidas a sus espaldas. Es inconcebible señalar a otra persona o cualquier otro tipo de ente, que no se ganara el sustento transportando un armatoste creado únicamente para el usufructo de unos pocos empresarios. No tiene sentido culpar a nadie más que a quien manejaba los mandos de ese veloz gigante metálico, y aunque éste no contara con su correspondiente sistema de seguridad y frenado automático debido a un recorte en el presupuesto, quien debía haber tenido en cuenta tal detalle, no lo hizo, y ahora carga sobre su conciencia 80 vidas truncadas y otros tantos heridos graves, consecuencias funestas debidas a un fatal error humano y nada más. No se os ocurra pensar en cualquier otra posibilidad, tened un respeto por las víctimas, ¡cielo santo!

No especuléis, no alimentéis conspiraciones, ni desconfiéis de la versión oficial. No hagáis caso a los que, pretendiendo hacer demagogia de lo que se trata sencillamente de una macabra broma del destino, aseguran que la reducción de un 70% del gasto destinado al mantenimiento de la infraestructura tuvo algo que ver, o a quienes se atreven a insinuar que tal maravilla del progreso jamás debería haber sido construida. Nada más lejos de la realidad. Donde en otro tiempo no hubieron más que inservibles zonas verdes y poblados chabolistas hoy circulan trenes de alta velocidad, en lo que se trata de un admirable ejercicio de avance, y aunque estos trenes hayan de pasar por curvas tan críticas como la protagonista de los desafortunados acontecimientos, son un claro ejemplo de que el sistema funciona a pesar de todo.

Así como los accidentes laborales son el desafortunado resultado de las imprudencias de los trabajadores y no se debe buscar a otros culpables, este tipo de catástrofes nos son algo distinto. Errar es humano, por eso el presidente del gobierno le envió sus condolencias a los chinos en vez de a los gallegos, y por eso toda la responsabilidad del accidente debe asumirla el trabajador que iba dentro de esa cabina y no la constructora del fatídico tramo, ni la política del desmantelamiento de lo público, – o lo que es lo mismo, de lo que no da beneficios – impuesta por el gran capital y gestionada por el mismo gobierno que supo afrontar de forma plausible y de igual manera sucesos similares como los del accidente del metro en Valencia, el mismo que de manera tan acertada ha apostado por la sanidad privada para curar a los heridos. 

Ha sido un accidente y por lamentable que resulte, si el destino lo ha querido así, nada podemos hacer, salvo recordar en todo momento que si no ha sido ETA, toda la culpa es nuestra y de nadie más.

- Kevin Laden -

martes, 28 de mayo de 2013

LA CLASE OBRERA, LA CONTRACULTURA Y LAS DROGAS. CARNE PA LA PICADORA

“La culpable de mi ruina es la sociedad,
que cuando mejor estoy... se acaba el material.”
- La Polla Records, “Carne pa la picadora” -




Si echamos una mirada atrás, hacia nuestros queridos años 80, es imposible que no nos vengan a la mente algunos de los iconos más representativos de aquella época. ¿Quién podría olvidar la Movida Madrileña y su frenético despendole de caspa y laca? ¿Cómo no recordar la época dorada del llamado Rock Radical Vasco dándole a los punkis londinenses una lección de cómo hacer canción protesta? ¿Cómo olvidar a los GAL, las ejecuciones extrajudiciales y el Ministerio del Interior diseñando el plan Zona Especial Norte? Y por supuesto, la heroína, ¿cómo olvidar una epidemia tan devastadora como la heroína? En una joven democracia todavía estrenándose, frente a una clase obrera más movilizada que nunca en plena reconversión industrial, y el resurgir de una juventud abiertamente crítica, la heroína supo jugar perfectamente su papel ejecutor. Durante las décadas de los 80 y los 90, esta sustancia cayó en las manos de miles de jóvenes, deteriorándoles y acabando con sus vidas a una velocidad pasmosa. Se trataba de una trágica plaga, ni más ni menos. Otro pequeño holocausto después del que supuso la dictadura fascista, tuvo lugar desde la Ría de Pontevedra hasta la bahía de Cádiz, pasando por las cuencas mineras asturianas, los barrios obreros madrileños o los Altos Hornos de Vizcaya o Sagunto.

Desde muy temprana edad, la juventud comenzaba a consumir heroína impulsada por el vacío y la frustración del desempleo entre otras miserias sufridas en sus propias carnes o en las de sus familias, así como por la relación que comenzaba a tener el consumo de drogas con la contracultura, asociando el hecho de drogarse no solamente como una vía para evadirse, sino como un acto de rebeldía y un símbolo del inconformismo nihilista que se propugnaba en la época. “De qué nos sirven manifestaciones, de qué nos sirven huelgas generales (...) no hay amigos ni enemigos, lucha necia, todos contra todos”, decían los bilbaínos Eskorbuto en el tema que dio título a uno de sus más significativos álbumes, Anti-todo. Más tarde dos de sus tres miembros morirían por infecciones causadas por el consumo de heroína. Si la Inglaterra de Thatcher y sus políticas antiobreras tuvo a Sid Vicious como icono para una juventud desencantada, aquí los tuvimos a ellos. Mientras esto ocurría, todo tipo de esperpentos ataviados de cuero, tachuelas y tintes baratos brotaban en Madrid proclamando a los cuatro vientos la Movida, que lejos del carácter social que tuvo en su gran mayoría el Rock Radical Vasco, supuso un cortafuegos para todos aquellos jóvenes que pudieron empaparse del mensaje que contenían las letras de The Clash o de Kortatu, pero que tuvieron que conformarse con el cardado de Alaska y su novio el zombie o con el espeluznante cine de Almodóvar. Y entre toda aquella subcultura se encontraba la heroína recorriendo las calles, segando vidas y destrozando familias. Si la consumían todos esos seres que salían por la tele y actuaban en los garitos de moda, ¿por qué no iba a consumirse en las calles algo que estaba siendo indirectamente promocionado por el propio ayuntamiento? Todos recordamos a Tierno Galván proclamando ante cientos de personas aquello de: “¡Rockeros, el que no esté colocao, que se coloque!”


Aún quedan supervivientes que en aquel entonces no eran más que unos niños, chavales que tenían bastante claro lo que el futuro había de depararles, trabajar como sus padres en la Naval o en Euskalduna, en las minas o en las refinerías, pero que de repente vieron desgarrarse todo aquel tejido industrial ante sus ojos, mientras en sus barrios dejaron de ofrecerles hachís y marihuana, para toparse con una droga que era muchísimo mejor que cualquier otra sensación que hubieran experimentado. Niños que vivieron en primera persona aquella explosión de adulterada libertad, que dibujaba un ambiente próspero y reconciliador sobre un misérrimo lienzo de paro y un vertiginoso declive económico que abocaba a la clase obrera a la más absoluta depauperación. Niños que se hicieron adultos sin pasar antes por la adolescencia. Que conocieron, muchos de ellos, el VIH antes que el sexo, y el caballo antes que el fútbol o las clases de guitarra, y que pasaron de engrosar las filas de los sectores más combativos, a acabar rindiendo culto a aquella nueva forma de rebeldía que pasaba de la cuchara a una jeringuilla, y de la jeringuilla a sus propias venas. Los Calis la llamaban “diablo vestido de ángel” y Camarón se refirió a ella como un “potro de rabia y miel”, porque como tantos otros, conocían la dramática realidad de los barrios bajos en los 80. Una década antes que ellos, en Estados Unidos, músicos como Lou Reed o Mick Jagger, quienes no conocían más realidad que la de sus camerinos y la droga pura y sin adulterar que allí les enviaban, le componían canciones como si de un idilio más se tratase. Por ello era muy fácil afirmar que el rock y otros terrenos de carácter contracultural habían traído el hábito de las drogas al Estado español, mientras estas llegaban a los rincones en que las fuerzas represoras no podían o se negaban a acceder, sin que nadie hiciera nada por salvar a aquella generación perdida, condenada al olvido y a la exclusión social.

Aunque a principios de los 90 los efectos del caballo ya eran un eco lejano para los medios de comunicación, tanto éste como las enfermedades que se contraían por su culpa seguían devorando gente y llenando los cementerios de todos los rincones de la península. Mientras el estado limpiaba su imagen sirviéndose de una más que sonada “Operación Nécora” orquestada por un joven aprendiz de superhéroe llamado Baltasar Garzón, comenzaba a entrar cada vez más cocaína desde las costas de Galicia, y esta pasó poco a poco de ser considerada como la droga de los pijos y de los ejecutivos de éxito, a consumirse cada vez más entre la juventud trabajadora, al igual que sucedió con la heroína a partir de los años 60 en otros rincones del mundo. Con ella, se ponen de moda las famosas drogas de diseño que ya habían inspirado a los Beatles hacía tiempo. Las salas de fiesta, las raves  o la ya entonces mítica Ruta Destroy - o del bacalao, como se la calificó más tarde - eran lugares de peregrinaje para jóvenes de todas partes. Los accidentes de coche, el abuso del LSD, los comas etílicos o Seguridad Social pasándose del punk a la música latina, son algunos de los males de la época. Se asentaban la coca y las anfetaminas como forma de ocio entre los jóvenes, a la vez que se asentaba la música de diseño y el postmodernismo gestado en la capital gracias a la Movida. En las salas de cine, Uma Thurman se pillaba una sobredosis y echaba espumarajos por la boca al confundir la bolsa de “jaco” de la cazadora de Travolta con coca (algunos seguimos prefiriendo los tristemente realistas picos de José Luis Manzano), y en los altavoces de todos los garitos un reciente grupo de música llamado Ska-p cantaba en favor de la legalización de drogas blandas como el cannabis, drogas que nunca habían pasado de moda. “¡Basta ya de hipocresía!”, exclamaban mientras promovían desde los escenarios la revolución proletaria y trataban de hacer pasar un simple teclado por una auténtica sección de vientos a ritmo de ska. La inmigración estaba en pleno auge, y también muchos de ellos cayeron entonces en las garras de la droga, sobretodo entre los más jóvenes y vulnerables. Un sector al que se le atribuyó en gran medida la venta y el tráfico de estupefacientes, por tratarse de un blanco fácil y al que también se le ha cargado históricamente con la plena responsabilidad de males como el desempleo o la delincuencia, entre otros.



Hoy nos encontramos, lejos de los siniestros años 80, con un elevado índice de consumo de heroína - no tanto por vía intravenosa como fumada o esnifada – entre jóvenes de alrededor de 20 años, así como con drogas socialmente asentadas – que no aceptadas – como la cocaína, el MDMA y el “speed”, o las clásicas drogas blandas. Cuando se echa la vista atrás, se suele achacar la odisea que se vivió por culpa de la droga, a la falta de información que se tenía entonces acerca de los efectos del consumo de estupefacientes. Sin embargo, hoy vemos cómo en los barrios más humildes de Grecia, desde hace un año ha empezado a circular un derivado de la metanfetamina cristalizada extremadamente barato, debido a que, según los expertos, está cortada con sustancias altamente tóxicas. La droga parece estar destinada a la completa destrucción de quien la consume, pues varios expertos aseguran que medio año de su consumo equivale aproximadamente a 20 años de adicción a la heroína. Quienes la toman, presentan a los pocos meses un aspecto de extrema degradación, erupciones en la piel, severas depresiones, tendencias suicidas y comportamientos agresivos, además del riesgo de contagio de enfermedades como el SIDA o la hepatitis debido a que mayoritariamente se consume por vía intravenosa. La llaman la “mata pobres”, curiosamente. Ya ha sucedido en los barrios más humildes de Estados Unidos con la introducción del crack en los 70 o con los veteranos de Vietnam que volvían de la guerra siendo adictos a la morfina o a la heroína, y por supuesto, en prácticamente toda América Latina, donde imperan redes de narcotráfico financiadas por la CIA y los gobiernos de la oligarquía. De aquellas guerras todavía quedan cráteres humeantes y muchas, muchísimas heridas, causadas por un sucio negocio que jamás dejará de serlo aún con su despenalización, y para el que es inútil reclamar cualquier tipo de regulación.

Así es como las drogas, aparentemente un perjuicio interclasista, suponen y han supuesto siempre un macabro mecanismo de alineación y control social perfectamente gestionado por el sistema capitalista, con la clase obrera y especialmente los sectores más contestatarios como principal objetivo, y la mayoría de las veces con la contracultura y sus modas como telón de fondo. Tan premeditada como despiadada es la idea de sacrificar a los hijos de la clase obrera, a los que crecen en las barriadas más golpeadas por las crisis sistémicas, como cínico es poner en las manos de estos su propio método de autodestrucción, haciéndoles pagar por él un costoso precio. Lástima que haya quedado en la memoria colectiva de nuestra particular tragedia, sean los hilarantes comentarios de personajes bufonescos como “el Luisma.” Ojalá hubieran sido esas las únicas secuelas.

- Kevin Laden -

miércoles, 15 de mayo de 2013

15M, ¡LEVÁNTATE Y ANDA!


“El movimiento de hoy, que no es de partido, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas.”
- José Antonio Primo de Rivera, discurso de fundación de Falange Española (octubre de 1933) -



Resulta que el año anterior se me pasó por completo la fecha, y cuando me quise dar cuenta de que ya había pasado un año desde el estallido del 15M, ya estábamos a finales de agosto. Menudo fallo. Esta vez no se me ha olvidado, ya se han encargado los medios, las redes sociales y cierto grupo de intelectuales de recordármelo hasta el hartazgo. Así que comienzo a plantearme la posibilidad de escribir un artículo sobre el 15M. No llegará a demasiada gente, como de costumbre. Probablemente no vayan a leerlo más de diez personas, pero algo dentro de mí me dice que debo escribirlo, que así me sentiré mejor. Cuando me encuentro en mitad de un escrito muchísimo más interesante, finalmente cedo al impulso. Pero, ¿qué puedo decir yo sobre el 15M y sus dos años de desventuras que no se haya dicho ya? ¿De qué valdría ahora hablar de aquellos cuestionables impulsores en unos turbios orígenes hace ahora dos años? ¿Cómo ser crítico con algo que ya ni siquiera es un movimiento, y que cuando lo ha sido tampoco es que se haya movido demasiado? Porque no vayamos a engañarnos con eso de que el 15M representa a la voluntad de las personas, y por lo tanto hablar mal de una cosa es estar en contra de la otra. ¿Dónde ven algunos la línea entre la voluntad de las personas y sus intereses de clase? ¿Es acaso un proceso constituyente – es decir, reconstruir el sistema desde dentro – la voluntad del  estudiantado o de los trabajadores?, ¿o lo es por el contrario, de toda esa intelectualidad oportunista que desde sus blogs y medios “alternativos” no cesa de reivindicar “con mano izquierda” la marca 15M como motor de tales genialidades? Yo me decantaría por la segunda opción, por todos esos iluminados – o más bien iluminadores – que a la vez que insisten una y otra vez en que el movimiento de los indignados supone un canto a la esperanza, no dejan de reproducir su complicidad con un sistema dentro del que no existe esperanza alguna.

Aprovechados de todo pelaje que desde diversos rincones de la red se empeñan en compilar todas las piezas que como es natural, se han ido disgregando de su núcleo inicial, para sobre una lúgubre camilla en medio de una noche de relámpagos volver a remendarlas de cualquier manera, y como si del mismísimo Víctor Frankenstein se tratasen, accionar un interruptor al grito bíblico de: “¡levántate y anda!” Pero nada, que el 15M no resurge ni con desfibrilador a no ser que cumpla años, y cuando esto sucede, lo hace del mismo modo que el primer día, es decir, desnudo, confuso y desorientado, sin saber hacia dónde ir aunque quizá con algún que otro concepto nuevo, alguna que otra palabra que acaba de aprender y, eso sí, mucho ingenio. Si algo ha hecho el 15M a parte de edulcorar la protesta social hasta la hiperglucemia y de fomentar la idea apartidista como solución suprema a la crisis capitalista, es sobresaturarlo todo de ingenio, pero de un ingenio vacío y patéticamente estéril al más puro estilo de la revista El Jueves. También la espontaneidad ha sido una de sus mayores características, impulsando desde eventos en facebook marchas y “asedios” que auguran el inminente derrocamiento del régimen, la deposición en bloque de todo el aparato que gestiona los monopolios, para así sustituirlo por personas que los gestionen de un modo “más humano.” 

A la estela del 15M han ido teniendo origen y se han ido diseminando infinidad de proyectos, plataformas, organizaciones y partidos políticos de variada naturaleza. Algunos de ellos con fines bienintencionados, a quienes ya se les ha atribuido las siglas de cierta banda armada. Otros, rozando el esperpento neofalangista más estremecedor, se han ganado la simpatía y la devoción de quienes prefieren seguir regodeándose en la ambigüedad más descarada, pero sin sacarse de la boca el grito de: ¡a por los corruptos! 
A cuántos fascismos alimentó ese inocente discurso, tan reproducido en tiempos de crisis como peligroso.

Sobran dedos en una mano para contar los logros que el 15M se ha podido anotar. Algunos insisten en eso de que fue un estallido de esperanza, y hoy se le atribuyen todos los méritos de la protesta social. Yo digo que el estallido es siempre inevitable conforme la lucha de clases se agudiza y de la manera en que lo hace, pero que resulta mucho más amable si las protestas se hacen a ritmo de samba y jolgorio y no al grito de consignas clasistas. Si el discurso de ese estallido es tan peregrino como lo ha sido, mucho mejor que si apunta justo a la raíz del problema y se propone arrancarla sin más. E imprescindible, por supuesto, es ese sacrosanto concepto de que no hayan líderes, que en su individualismo ácrata, haya quienes crean que son capaces de guiarse a ellos mismos, de “re-evolucionar” sus conciencias con la ayuda espiritual, quizá, del legado de Stéphane Hessel, aquel veterano de la Segunda Guerra Mundial que siendo ya un nonagenario, tal vez sin quererlo se convirtió en una simple estrategia de marketing gracias a su panfleto completamente carente de contenido y hecho best seller como por arte de magia y de la noche a la mañana. El mismo ancianito que después de haber sido el héroe de quienes quisieron hacerle caso y moderadamente se indignaron, manifestó su apoyo a la intervención imperialista en Libia y declaró su profunda simpatía por el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Así de dudoso y de ambiguo era todo lo que brotó hace dos años, lo que salió de ese estallido controlado. Tan dudoso como esa generación espontánea que ya tenía claras desde un primer momento cuales eran sus razones de ser. Tan ambiguo como un José Luis Sanpedro – otro de los gurús del bien común - luchando primero en el bando republicano por haber sido movilizado por éste, y pasándose después al de los nacionales, para finalmente acabar renegando de ambos. 

El 15M cumple dos años en medio de un panorama bastante desolador, en el cual el gobierno de la burguesía ya está planteando eso de que “el derecho de reunión no es ilimitado”. En Grecia, un espejo en el que mirarnos dentro del marco de la crisis capitalista, se ha emitido ya un decreto de movilización forzosa que podría incluso llevar a la cárcel a los profesores que hagan huelga el próximo 17 de mayo. La represión contra los movimientos sociales al margen del 15M se intensifica cada vez más, llegando a alcanzar niveles de puro asedio, y lo hace de la mano de las medidas de la oligarquía, que lleva a cabo cada vez con más premura sus planes de futuro sin contar para nada con la clase trabajadora. La situación es dantesca comparada con la de hace un par de años, pero hay quien todavía quiere creer que el 15M tiene algo que ofrecer, que es el “espíritu de una época.” Lo inevitable en los tiempos que corren. Un síntoma.

Lo que es verdaderamente un síntoma no es el resurgir periódico de un espectro que insta a la “ciudadanía” a abarrotar las plazas o a rodear el Congreso para llevar a cabo una revolución tan exitosa como la islandesa. El verdadero síntoma de una dramática época son las aulas vacías y las calles atestadas de estudiantes y profesores luchando contra el desmantelamiento de la educación pública el pasado día 9. Son las manifestaciones del 1º de mayo cada vez más concurridas, críticas y combativas. La batalla contra los desahucios tan falsamente reivindicada por la marca del 15M. Es cada vez más gente planteándose la salida del euro y de la Unión Europea. Los mineros y su lucha sin cuartel dando magistrales lecciones de dignidad. Las cada vez más numerosas campañas antirrepresivas. Es la juventud militante que crece, se forma y se organiza, y esa persona mayor que a pesar haber visto tantas derrotas, todavía no se ha dado por vencida. Son todas esas luchas y otras tantas de las que se habla muy poco o nada, pero que son eternas. Pero por lo visto otros prefieren reiterar su apoyo y patrocinio a algo que permanece clínicamente muerto. ¡Felicidades!

- Kevin Laden -

miércoles, 1 de mayo de 2013

1º DE MAYO, PLEGARIA PARA UN TRABAJADOR

“Yo soy obrero,
este Mayo es mío.
Yo soy campesino,
este Mayo es mío.”

- Vladimir Maiakoski (Mi Primero de Mayo, 1918) -



Todos los días, absolutamente todos los días debe de ser librada la guerra abierta de la clase trabajadora contra sus opresores, y más en el momento histórico en que nos encontramos actualmente, en el que esa guerra nos ha sido declarada a golpe de corneta y ya no tiene vuelta atrás. Todos los días deberían ser para los obreros. Entonces, ¿por qué celebrar el Primero de Mayo?, se pregunta el trabajador mientras enjuga el sudor de su frente con el dorso de la mano. No hay nada que celebrar, ni por qué ser partícipe de una descafeinada marcha de pactos, traiciones, plástico rojo y chalecos reflectantes, de eso no cabe ninguna duda, y el trabajador es el primero en darse cuenta. Pero sí hay mucho por lo que luchar, mucho que defender y mucho que reconquistar con suma premura.

Se conmemora hoy el inicio de una masiva huelga con más de 200.000 participantes, el trágico desenlace de la Revuelta de Haymarket, la reivindicación de la jornada de ocho horas y la memoria de los Mártires de Chicago. Se conmemora, en definitiva, la lucha histórica de la clase obrera contra la explotación del hombre por el hombre. Están en juego, además, los derechos más primarios de esta clase, aquellos por los que otrora batallaron hasta la extenuación y vieron su cuello dentro de una soga quienes se supieron desheredados, quienes entendieron que no habría conquistas si se andaba del lado de la patronal, y que un obrero lo es todo, pero si camina junto con otros cientos, miles, millones de obreros que como él, se han cansado de suplicar. Cabe recordar no solamente a las ocho víctimas de aquella tragedia en un país donde, triste ironía, en el Primero de Mayo se celebra el “Día de la Ley”, sino también a todos esos hombres y mujeres que señalaron un sendero para todos los proletarios del mundo, en lo que Lenin calificaría como el “despertar a una vida de conciencia de clase”.

6.202.700 de personas privadas de su derecho al trabajo son motivo suficiente para seguir ese sendero. El 57,2% de una juventud que debería estar ya organizada y librando batalla en defensa de un futuro lejos del abuso y la iniquidad de la dictadura del capital. Los hijos, los nietos de los braceros de un sistema tendente a la reacción y a la inhumanidad. Pero hoy quieren, como han querido siempre, que el explotado olvide, que cierre los ojos a la lucha de clases y sueñe con vivir como sus explotadores, mientras sus condiciones se asemejan cada vez más a las de una bestia de carga. Quieren que ignore de lo que es capaz si se organiza, si su individualismo se convierte en solidaridad de clase y su pasividad en una percepción nítida de la realidad que lo sitúe de nuevo en el combate, para que nunca vuelva a bajar la guardia. Si en Cuba, este 1 de mayo decenas de miles de estudiantes y trabajadores saldrán a la calle para reivindicar su Revolución, y otros tantos miles de venezolanos manifestarán su apoyo al presidente obrero y su más profundo rechazo a la oligarquía pro imperialista, aquí no podemos más que constituir un bloque revolucionario y solidario que garantice un cierre de filas ante la barbarie capitalista, ante la condena que esta supone para el trabajador, y ante los perros de presa que la defienden por unas menudas migas del suelo.  

- “Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra,” – decía Víctor Jara en su Plegaria para un labrador, - “danos tu fuerza y tu valor al combatir.”
Le rogaba en su canción a aquel que trabaja la tierra, como si de un ente divino se tratase, como quien le reza a un dios que no es consciente todavía del poder que sus manos poseen. Por eso le recordaba quién es el que maneja el curso de los ríos, y terminaba con un tradicional amén. Que así sea.

- Kevin Laden -

jueves, 18 de abril de 2013

VENEZUELA, EL FASCISMO AL SERVICIO DE LA BURGUESÍA Y LOS MEDIOS AL SERVICIO DEL FASCISMO

“En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe, la historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen.”
- Salvador Allende, septiembre de 1973 - 



Artículo publicado en la revista digital de los CJC, Tinta Roja

Aunque los medios de comunicación de medio mundo fijen su atención estos días en los atentados de la maratón de Boston y saquen a la luz fotografías de las víctimas, y den a conocer sus nombres mostrando el duelo de sus familiares y amigos, hay quienes no podemos dejar de estar alerta ante la situación que se está dando en Venezuela tras las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril y en las que obtuvo la victoria Nicolás Maduro. Y es que por mucho que aparezca en nuestras pantallas una madre llorando a su hija, una muchacha inocente que, fruto de la casualidad, ha resultado muerta en un misterioso y trágico atentado terrorista, y aún a riesgo de parecerle a alguien insensible, tal imagen me deja completamente frío cuando al mismo tiempo otras víctimas, éstas fruto no de la casualidad sino de una reacción organizada, son calificadas por los medios de comunicación de “causas de un clima tenso en el país”. 

Ya son ocho los muertos que ha ocasionado la oposición caprilista, ocho seres humanos que para la prensa internacional no tienen rostro, como tampoco tienen nombre, ni familiares o amigos que los lloren. Para las cadenas y periódicos que prestan apoyo a la derecha venezolana, los muertos de Venezuela sólo valdrán algo si se los pueden atribuir al chavismo, por eso de momento sólo son meras causas, los efectos de unos disturbios que podrían haber causado infiltrados del gobierno de Maduro. Así de sucio juega la burguesía.

Normal, por otra parte, que actúen de esta manera, pues ese es su modo natural de operar cuando se les agotan los mecanismos legales para hacerse con el mando. Por más veces que el pueblo les rechace, los burgueses creen que tienen el derecho y el deber de imponerse a sus voluntades. En sus mentes suena una y otra vez aquella frase de Henry Kissinger que decía que “no hay por qué esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo”. En Venezuela ya son 15 elecciones las que pierde la burguesía, se han encontrado con un pueblo que está dispuesto a defender a su patria de quienes no quieren más que ofrecerla en bandeja de plata al imperialismo parásito. En este sentido América latina es como un perro apaleado, tiene ya tantos golpes a sus espaldas que no puede más que gruñirle a todo aquel que se acerque con la intención de hacerle daño. De lo malo se aprende, dicen. Por eso hay que estar atentos y aprender de los golpes.

La historia ya nos ha enseñado en demasiadas ocasiones el mal perder de la burguesía, y a qué recurre ésta cuando ya no le queda nada a lo que aferrarse. A su expresión más salvaje: el fascismo. Durante los últimos días del gobierno de Unidad Popular en Chile, la derecha, al haber agotado todas las vías legales y tras emplear todo tipo de tretas para desestabilizar al gobierno legítimo – desde setenta días de huelga en el mineral de cobre El Teniente hasta los disturbios en plena calle que precedieron al golpe – no tardó en recurrir a la dictadura terrorista abierta para derrocar a Salvador Allende y hacerse con las riendas de un país al que bañaría de sangre durante 17 trágicos años.

Quizá no convenga ser alarmistas, tal vez lo que hemos de hacer es confiar en el pueblo venezolano y en la gestión de su presidente, pero lo cierto es que la situación le pone a uno con las orejas de punta. No bastó con que los observadores internacionales dieran su diagnóstico de las elecciones al día siguiente. No bastó con la expresión popular. No basta con perder, hay que llamar al caos. Capriles dice que sus palabras nunca han llamado a emplear la violencia, que el camino de la violencia es el del gobierno electo. Pero los hechos le refutan. La quema de centros de salud y de sedes del PSUV parecen no darle la razón. La persecución a la militancia revolucionaria, a simpatizantes del fallecido presidente Chávez y de su sucesor, el ataque a sus viviendas o el acoso a médicos cubanos y a trabajadores de la televisión pública tampoco se la dan. Ni los policías disidentes con franelas rojas atacando a civiles para culpar al gobierno o el llamamiento a una huelga general que ha acabado resultando un rotundo fracaso. Sin olvidarnos de los ocho muertos. Esas ocho personas asesinadas y olvidadas por los medios en las calles de Táchira o Miranda, en unas calles que aún llevan impregnado en su alquitrán el recuerdo de abril de 2002, y que no han perdonado a quienes lo auspiciaron. Las calles de un continente que tampoco ha olvidado, por si acaso, aquel 11 de septiembre de 1973.

- Kevin Laden -


sábado, 16 de marzo de 2013

CUBA SÍ, YOANI NO (el curioso caso de una mercenaria del imperialismo)

“Mi objetivo al escribir mi blog no es la fama, la fama es un efecto colateral. Las personas que me conocen de cerca saben que soy una persona con mucha tendencia al intimismo, que la fama son los clavos de mi cruz”.            - Yoani Sánchez -


Artículo publicado en la revista digital de los CJC, Tinta Roja

Curioso, cuanto menos, es el elaborado personaje que internacionalmente se ha dibujado en torno a la figura de la famosa bloguera y “activista” cubana Yoani Sánchez, quien actualmente se encuentra en una gira por 11 países con la intención de relatarle al mundo sus “logros personales” como “periodista”. Logros que, como ya se ha demostrado en varias ocasiones, no tienen tanto de personales y sí demasiado de oportunistas. La llamada a sí misma disidente, bien amparada por conocidos medios y corporaciones como el Grupo PRISA – de donde recibe un nada desdeñable sueldo como columnista en El País – pasó hace unos días por España, concretamente por la ciudad de Burgos, a propósito del III Congreso Iberoamericano de i-Redes sobre las redes sociales, al que fue a hablar, entre execración y execración hacia el gobierno de su país, de sus peripecias cibernéticas en lo que ella llama “la dictadura de los Castro”. El patrocinio del acto, en el que por lo visto se respiraba democracia, corría a cargo de empresas como el BBVA, Telefónica o el propio ayuntamiento de la ciudad, gestionado por el Partido Popular. Junto a Yoani se encontraban entre los invitados, populares detractores de la Revolución cubana como el humorista catalán Andreu Buenafuente, uno de los bufones de nuestra imparcial televisión que más ha cargado contra los procesos de América latina, o la periodista madrileña Ana Pastor, que ya ha logrado hacerse un hueco en la cadena norteamericana CNN, después de que sus labores como vocera de la socialdemocracia ya no le fueran útiles al gobierno de la derecha. Pero nuestra mercenaria favorita fue quien en todo momento acaparó el protagonismo de la velada, sobretodo, cabe decir, fuera de la misma.

La cubana – aunque muchos pensemos que no merece ser llamada de este modo – aterrizó en España para hablar no solamente de redes sociales y de lo que ella mal llama periodismo, estos nos parecerían motivos quizá insuficientes para la organización de una gira por el mundo de más de dos meses y medio (80 días, para ser exactos), financiada de forma desinteresada, según ella, “por aportaciones de manos amigas”. ¿Qué pretende entonces nuestra Willy Fog caribeña? Dicen que detallar la escasa libertad de expresión que hay en Cuba, desde donde hace años lanza sus textos pródigos en falacias con total impunidad y con la constante indiferencia del pueblo cubano como única respuesta. Curiosa falta de libertad, como curioso es que venga a hablarle del “monopolio de la información” a un país en donde la libertad de expresión y la libertad de prensa están en total posesión de una serie de grandes empresas que operan según sean los intereses del poder que las sustenta. Por no hablar del cierre de medios de comunicación o las purgas de periodistas que suceden cada vez que el poder cambia de siglas, pero quizá esto último se lo haya explicado mejor Anita Pastor. El caso es que de libertad vino a hablarnos Yoani Sánchez, pero de libertad poco se pudo ver en un acto al que le fue denegada la entrada a periodistas de medios alternativos que no eran del todo de su agrado, como también ocurrió en su paso por Brasil o México, país, este último, en el que rechazó entrevistarse con familiares de periodistas que habían sido asesinados por el gobierno, tal vez por miedo a enfrentarse a la realidad de lo que supone el capitalismo en Latinoamérica, donde el periodismo opositor llega a pagar incluso con su vida. ¿Se atrevería nuestra pobre mártir a ir a hablar sobre libertad de prensa en Honduras, donde al año decenas de periodistas son tiroteados? No sé si alguien se lo preguntaría, lo que sí sé es que a las preguntas de los pocos periodistas independientes que pudieron, acceder a los actos (financiamiento del Departamento de Estado de EEUU, amparo de leyes Torricelli y Helms-Burton...), e incluso a las de agencias como EFE o Reuters, se negó en rotundo a contestar. Por lo visto, parece que a Yoani le escuece la libertad que ella misma pretende promover.                            

De lo que no cabe ninguna duda, es de que ser opositor al gobierno cubano sale muy, pero que muy rentable. Alrededor de 10 mil dólares al mes por ser un mero utensilio del imperialismo, en una isla cuya moneda nacional está 25 veces por debajo del dólar, dan para algo más que para tener una conexión a internet notablemente superior a la que tienen acceso el resto de los cubanos, o para llevar un blog traducido nada menos que a dieciocho idiomas, siendo el único en toda la isla que dispone de Copyright. No es de extrañar, visto lo visto, que Sánchez haya declarado que piensa regresar a Cuba, y que sería la primera en hacerlo montada en una balsa si el país le denegase la entrada. Y es que a la oligarquía anticubana ya hace tiempo que de poco le sirve una Gloria Estefan o una Zoé Valdés en el exilio, pudiendo tener financiada a una oposición interna como instrumento para seguir vertiendo mentiras sobre la Revolución y justificando así barbaridades como el aislamiento político y económico que sufre la isla, que mantiene a pesar de ello sus éxitos en campos como la educación, la salud, el medio ambiente o los Derechos Humanos. Pero es posible que las langostas, la ropavieja, los mojitos y la Bucanero sepan mejor si están pagados con dinero de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, de empresas y medios de comunicación españoles, o de prestigiosos premios valorados en miles de euros y dólares, concedidos como recompensa por sus servicios como mercenaria. 

- Kevin Laden -

viernes, 8 de marzo de 2013

8 DE MARZO: HOY NO ES EL DÍA DE TODAS LAS MUJERES


”En lo que respecta a la mujer proletaria, es la necesidad del capitalismo de explotar y buscar incesantemente mano de obra barata lo que ha dado lugar a la cuestión femenina. Por tanto, la batalla de la mujer proletaria no puede ser igual a la que la mujer burguesa libra contra el varón de su clase.”


Aunque lo que verdaderamente pareció demarcar el ya de por sí difuso origen del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue el incendio que asoló la neoyorquina fábrica de “Triangle Shirtwaist Company”, en el que fueron encerradas 140 trabajadoras – además de seis trabajadores – que acabaron muriendo calcinadas o asfixiadas por el humo, lo cierto es que quizá el germen de este día lo podamos encontrar en la II Conferencia de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en 1910. En ella, la dirigente comunista y ferviente luchadora feminista alemana Clara Zetkin manifestó la necesidad de la existencia de un determinado día de lucha para las mujeres obreras. Si bien de esta conferencia no saldría una fecha específica y a partir de entonces el día variaba según el país, fue cuatro años después cuando Alemania comenzó a celebrar este día en la fecha del 8 de marzo. Más tarde se produciría en Petrogrado un fuerte levantamiento por parte de las trabajadoras del sector textil contra la explotación, la desigualdad y la miseria que padecían bajo el dominio zarista, dando lugar así a una masiva huelga que sería decisiva para la primera fase de la Revolución Rusa, conocida como la Revolución de Febrero (estos hechos ocurrieron un 23 de febrero según el calendario juliano, 8 de marzo según el gregoriano u occidental), así como para el reconocimiento a escala internacional de la fecha. Aunque su asentamiento oficial y definitivo no sería hasta la Conferencia de Mujeres Socialistas que se celebró en la URSS en 1921. 

En nuestros días se celebra sencillamente el Día Internacional de la Mujer desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas decidiera en 1975, en un claro ejercicio de manipulación histórica, arrancar de un plumazo  cualquier carácter de clase que este día pudiera haber tenido en el pasado, borrando de la memoria colectiva la directa conexión que existía entre la lucha de las mujeres por su emancipación y la Revolución Socialista de Octubre. Hoy nos presentan el 8 de marzo como una reivindicación de naturaleza interclasista en que la mujer manifiesta su feminidad a golpe de bailes y cánticos, y pasan a un segundo plano sus más justas batallas, como son la violencia que ejerce sobre ellas el patriarcado dejando al año centenares de víctimas en todo el mundo o la doble explotación que sufren en sus puestos de trabajo como mujeres y como clase obrera. Se reducen las que históricamente han sido las principales luchas de la mujer trabajadora a meras reclamaciones de igualdad de género cargadas de benevolencia y folclore, y son despojadas de cualquier atisbo de combatividad que pueda convertir al sexo débil en ese tan temido ente que piense y actúe por sí mismo, como lo son todas aquellas mujeres que saben que junto a la burguesía no hay igualdad posible. Hoy la burguesa bien posicionada se viste de feminista y grita a los cuatro vientos que quiere derechos mientras haya un periodista cerca para dejar constancia, mas no dice que exige “pan y paz”, sino que pide igualdad y respeto, perpetuando así la vieja concepción de que la mujer es una criatura frágil a la que hay que mimar y defender, pero jamás instar a que alce el vuelo y tome los mandos de su propia guerra, no vaya a ser que esto suceda y que el fantasma de Lydia Litvak despegue de nuevo. 

Al sistema capitalista no le interesa ni le ha interesado jamás acabar ni con el feminicidio, ni con la desvalorización del trabajo ni con la explotación laboral tanto de clase como de género, pues la desigualdad y la opresión son inherentes al capitalismo e imprescindibles para su natural funcionamiento. Es por tanto más que un requisito, una obligación moral el arrebatarle a las instituciones lo que sin duda fue uno más de los logros del proletariado, el dejar patente y no olvidar que las sendas de las mayores conquistas sociales han sido dibujadas con las huellas de pasos de mujeres, las mismas huellas que han de marcar hoy el camino que las conducirá junto con el resto de la clase oprimida a la ruptura definitiva con el capitalismo que nos exprime a todos y a todas, y con el patriarcado como su inseparable apéndice y encargado de exprimirlas exclusivamente a ellas todavía más. La mujer obrera es por tanto un ser socialmente desamparado, pero igualmente implacable en la contienda y aquí la historia me da la razón. A nadie conviene olvidársele ni en un día como hoy, ni nunca. Hoy es un día de luchadoras, no de cobardes.  

- Kevin Laden -

miércoles, 6 de marzo de 2013

LLORAMOS HOY, MAÑANA SEGUIMOS LUCHANDO


”No haremos el futuro grande que estamos buscando si no conocemos el pasado grande que tuvimos”.
- Hugo Chávez Frías -



El azote del imperialismo ha abandonado ya este mundo. Aquel “extraño dictador” - como diría Galeano - escogido por su pueblo en 14 ocasiones nos ha dejado para siempre. El loco del chándal de colores que nació de la extrema pobreza que imperó en su querida Patria Grande para dedicar el resto de su vida a erradicarla. Se fue el creyente, el bolivariano, el Presidente eterno. 

Muchas fueron las hazañas del Comandante y muchos son los logros que ha de agradecerle el pueblo venezolano y toda América latina. Demasiadas las anécdotas de las que se valió la oligarquía para hacer de él una burda caricatura. Incontables las mentiras que sobre su digna figura derramaron con la cobarde intención de moldearla hasta darle forma de demonio, aunque él sabía que eran otros quienes olían a azufre. Borrachos fascistas le quisieron hacer callar, pero hoy su voz resuena en cada ciudad, en cada pueblo, en cada aldea, en cada cuadra y en cada hogar. Estoy escribiendo estas palabras triste, consternado, pero también me siento al cerrar los ojos un poco más próximo al pueblo venezolano y sus anhelos, sus conquistas y sus contradicciones, como un apretón de manos que te da fuerzas en los momentos difíciles. Él los guió por el camino de la dignidad, la consciencia y la sabiduría, y le demostró al mundo que un pueblo organizado y firme lo puede lograr absolutamente todo. Ahora es momento de enjugarse las lágrimas y seguir avanzando hacia ese sueño libertador que es el socialismo, el pueblo se lo debe. Acá, al otro lado del charco también podemos permitirnos el lujo de tomarnos un momento para llorar, pero un momentico nomás, que al imperialismo no hay que darle ni un respiro. 

Chávez se fue, pero su voz recorre hoy el continente olvidado para recordarle a los pueblos que ya no son invisibles, para decirle a los pobres que, como lo fue él, ellos también son mayoría. 

¡Hasta la victoria siempre, Comandante!


- Kevin Laden -

jueves, 21 de febrero de 2013

CAPITALISMO Y CORRUPCIÓN, UNA MISMA COSA


”...si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el dominio del capital, no se dejarán engañar por ninguna reforma burguesa.”
- V. I. Lenin (Marxismo y reformismo) -


Cuando un solo trabajador no encuentra más vía de escape que lanzarse por la ventana o quemarse a lo bonzo para desembarazarse de las deudas que lo asfixian, significa que ha llegado el momento de plantearse seriamente hasta dónde estamos dispuestos a seguir andando de la mano del mal que con tanta agresividad nos golpea cada día. Cuando el trabajador se lanza por la ventana o se prende fuego una, dos y hasta tres veces por semana, significa no sólo que ha llegado, sino que llegó hace tiempo el momento de interceptar la causa de ese mal y darle muerte de una vez por todas. Pero llegados a este punto, es de suma importancia que no nos confundamos a la hora de reconocer al enemigo, o estaremos continuamente dando vueltas en círculo y cayendo una y otra vez en la misma trampa. Y es que desde el inicio de la crisis se ha venido dando cada vez más pie a una constante personificación de cualquiera de las muchas adversidades que a consecuencia de las medidas de la burguesía se han ido acentuando hasta llegar a la insostenible situación en la que hoy nos encontramos (que en todo caso siempre será mejor que la de dentro de un mes). El problema parece que no se le escapa a nadie, y tiene nombres, apellidos y siglas. Nuestra rabia se ha ido centralizando única y exclusivamente en políticos, empresarios y banqueros hasta terminar viéndolos como el único mal supremo, y no como meros gestores del capitalismo. Algo falla cuando el análisis de una gran mayoría es el siguiente: si el PSOE lo inició todo, ahora Rajoy no es que lo esté arreglando precisamente, y tanto ellos como sus colegas de partido tienen o han tenido un denominador común, el del desfalco y la corruptela como formas de entender la política, y por tanto, ese debe de ser el mal a exterminar.


¿No serán en realidad las atrocidades que denunciamos y que creemos foco de todas nuestras desdichas meras cortinas de humo para desviar nuestra mirada de la llave que podría abrir las puertas a una sociedad más justa? Si hay algo sobre lo que no hay duda es que vivimos en un sistema corrupto, y decía hace poco un camarada que pocas expresiones hay más revolucionarias que preguntar porqué. Si nos preguntásemos por qué motivo el gobierno y las instituciones se encuentran infestados de corrupción, en lugar de cargar una y mil veces contra tal o cual por ser un chorizo, quizá hallaríamos respuestas. ¿Por qué los sobres de Bárcenas nos hacen enrojecer de ira - o perder nuestro tiempo haciendo fotomontajes en facebook - en lugar de cargar contra el sistema que genera tal conducta? Debe de ser porque en Islandia una gran rebelión popular bien provista de cacerolas forzó a que se juzgara a políticos y banqueros y a que se redactara una nueva constitución, lo cual puede resultar seductor, cuanto menos. Puede que para quienes siguen soñando con que la burbuja de bienestar en la que vivían hace un lustro vaya a regresar para envolverlos de nuevo, Islandia suponga un ejemplo a seguir, pero lo cierto es que aquí la realidad es bien distinta, y las medidas ya implantadas tienen lo mismo de inhumanas que de irreversibles dentro de las estructuras del sistema capitalista. Podemos seguir soñando con que se juzgue y encarcele a Botín o a de Guindos por simple presión popular, podemos gritarlo a los cuatro vientos o podemos sugerírselo a una pared, en cualquier caso el resultado que obtendríamos sería el mismo.


Claro que la corrupción resulta algo deleznable y no falto de trascendencia, claro que merece ser castigada en vez de premiada o pasada por alto. El robo al pueblo siempre ha de ser castigado. Ahora bien, gritarles que dimitan no solamente no es la solución, sino que corremos el grave peligro de dar paso a un puñado de tecnócratas operando con total impunidad y al fin y al cabo sería lo que hemos estado reclamando. Mucha gente se alegró de la dimisión de Esperanza Aguirre, pero ésta no se encuentra hoy cargando pedruscos en un campo de trabajos forzados, continúa haciendo política y se ve a leguas que algo trama, además de que ni siquiera fueron las voces que venían reclamando su dimisión hacía años las que indujeron su renuncia. ¿Y la situación del País Valenciano ha mejorado tras la dimisión de Camps? No lo ha hecho, como tampoco la enseñanza se dejará de mercantilizar si el ministro Wert renuncia mañana a su cargo por no poder soportar el peso de la culpa. Ni tan siquiera la Corona estaría exenta de ser reemplazada por otro modelo si fuera menester a los intereses del capital financiero. En Grecia experiencias pasadas nos demuestran lo que vale un referéndum bajo la bota de la Unión Europea, y unas elecciones anticipadas no supondrían más que una leve molestia para la burguesía, que acabaría posicionando de nuevo sus fichas. Decía recientemente Julio Anguita en una entrevista para La Sexta que la solución radica en “que ningún ciudadano vuelva a votar a ningún corrupto”, un vago análisis para un asunto que es tan grave como complejo.

En mi firme opinión, la base del problema, su núcleo, es el capitalismo, y el capitalismo no admite reformas ni estará jamás dispuesto a dimitir por más que se le grite. Encarcelar a políticos y banqueros debiera ser si no el último, uno de los últimos síntomas de un cambio estructural muchísimo más profundo y que iría más allá de poner una tirita aquí y un parche allí. La completa superación de un sistema corrupto, obsoleto, plagado de contradicciones y condenado a desaparecer para ser reemplazado por otro más justo. El socialismo.

- Kevin Laden -

sábado, 16 de febrero de 2013

LA REPRESIÓN COMO ESCARMIENTO

 “Pueden romper un dedo, pero el puño es fuerte”
- Freie Deutsche Jugend (Juventud Libre Alemana) -



Que la clase trabajadora carga sobre sus espaldas todo el peso de la crisis estructural del capitalismo resulta una obviedad tan irrebatible como fundamental a la hora de realizar cualquier análisis. Pero hay un sector de ésta que sufre con cada vez más intensidad un creciente grado de represión con el que se pretende sembrar el miedo y garantizar la sumisión dentro de sus filas. Se trata de todos aquellos movimientos de masas que mantienen una postura crítica y de carácter combativo y que de un tiempo a esta parte vienen denunciando las brutales medidas impuestas por la oligarquía, medidas antipopulares que atacan principalmente a lo público para de este modo recuperar a toda costa su cuota de beneficio.

La clase dominante se sirve como de costumbre de su brazo armado, las fuerzas de seguridad, para intensificar y esparcir la represión sobre los grupos más conscientes que se originan tanto desde las luchas estudiantiles como de los trabajadores que padecen los recortes y las reformas laborales, para quienes sólo les queda la voz para hacerles frente. También, por las mismas motivaciones hemos visto acrecentarse el intento de acallar la voz de los sindicalistas de clase más conscientes o por criminalizar a cualquier organización de naturaleza anticapitalista o antifascista, siendo sus militantes y activistas, especialmente los más jóvenes, el objetivo que señala la burguesía por ser uno de sus principales temores.

Se multiplican los montajes policiales, las detenciones injustificadas, los registros completamente arbitrarios, los expedientes y las multas desorbitadas por motivos de lo más irrisorios y en los casos más sonados, la cárcel. Las movilizaciones populares como las protestas, las huelgas o las manifestaciones son el caldo de cultivo de las represalias de un sistema que precisa de cabezas de turco para escarmentar a todo aquel que tenga la osadía de cuestionar de forma activa a esta cada vez más antidemocrática democracia burguesa, sierva indiscutible de los intereses de un capitalismo junto al que la clase trabajadora ya no le queda más camino que recorrer.

 El objetivo es más que evidente, obstaculizar y dar freno a las luchas de quienes defienden a ultranza los derechos que antaño conquistó la clase obrera, para mantener así un relativo equilibrio dentro de un sistema que se tambalea, por medio de mecanismos represivos perpetrados por auténticos mercenarios que asumen su papel de guardianes de algo que ni ellos mismos alcanzan a entender. Con lo que quizá no cuente, o tal vez se tema la clase que hoy sostiene el poder, es con que el miedo de los trabajadores y las trabajadoras, de los y las estudiantes está siendo reemplazado por una cada vez mayor conciencia crítica y percepción clasista.

Ellos utilizan la represión como escarmiento, pero las armas más poderosas que tiene la clase obrera son  la apremiante capacidad de organizarse y tomar las riendas de sus propios intereses, la valiosa ventaja de que sin ella no haya un solo engranaje que funcione, y por supuesto, la solidaridad.

(Dedicado a los tres antifascista detenidos en Castellón el pasado 13 de febrero)

- Kevin Laden -